Transcripción del podcast:
Seguramente, muchas veces te habrás preguntado cuántas propuestas de logotipo o de cualquier otro tipo de proyecto de diseño debes presentar a tus clientes.
Anécdota como diseñador principiante
Deja que te cuente una anécdota para que nos podamos situar, en mi primer empleo de diseño, un cliente nos encargó un proyecto. Este cliente era un restaurante y nos pedía un logotipo. Mis compañeros lo que hicieron es hacer muchísimas propuestas de logotipo. Yo también hice unas cuantas porque así se me encargó. Me pareció raro porque no era un sistema que había visto cuando estaba estudiando. En aquel entonces, yo era un novato, no sabía muy bien cómo eran los procesos en proyectos reales, porque al fin y al cabo, en la escuela estábamos practicando, pero sin clientes, sin exigencias, sin fechas límite, más allá de la entrega del proyecto.
En aquel entonces, yo no sabía exactamente como funcionaba, a nivel real, un proyecto en diseño. Estaba totalmente abierto a aprender de mis compañeros y aprender a hacer las cosas bien. Aunque lo que vi en ese momento me extrañó. Empezaron a hacer como 30 – 40 propuestas de logotipo. Cuando te digo propuestas de logotipo, me refiero a logotipos finales, no bocetos, sino finales.
En ese momento se encargó a dos compañeros más veteranos y a mí también, y ellos hicieron un montón de logotipos. Ya te digo, aproximadamente entre 30, 40 cada uno. Yo, como no tenía tanta práctica, creo que llegué a los 20 como mucho.
¿Qué crees que sucedió después…? A continuación puedes ver los efectos que produce presentar demasiadas opciones a un cliente:
Una difícil elección
El caso es que cuando vino al cliente se le presentó tantísimos logotipos, que no sabía cuál elegir. Piensa en ti mismo, cuando vas a comprar algo, vas a comprar ropa, por ejemplo, y quieres comprarte unos pantalones, si tienes tres opciones de pantalones, va a ser muy fácil, o descartarlos todos o elegir uno. Pero cuando tienes 50 pantalones diferentes, al final lo que sucede es que la decisión es muy, muy complicada. Este caso es súper exagerado, pero fue así.
Tu trabajo ya no vale nada
Para empezar, el cliente no sabe cuál elegir pero luego sucederá otra cosa, que tu trabajo parecerá fácil y no se valorará, si el cliente ve que eres capaz de en una semana o dos semanas realizar 80 logotipos y mostrárselos ¿Qué crees que va a pensar este cliente?
El cliente va a pensar que es muy fácil tu trabajo, que no tiene valor, que puedes hacer logotipos muy fácilmente. Lo que hará posiblemente sea pedirte más, porque como NO te cuesta hacer tantísimos logotipos, pues no pasa nada porque le hagas 10, 20, 30 logotipos más.
El horroroso efecto Frankenstein
Cuando presentas muchas propuestas se produce el efecto Frankenstein, este concepto no sé si existe. Yo le llamo así, pero el efecto Frankenstein es cuando el cliente hace un mix. No le gusta ningún logotipo de los que le has presentado, pero le gusta el color de uno, la tipografía de otro y la imagen otra versión de las propuestas, con lo cual acabas haciendo un mix, un Frankenstein, un logotipo horroroso de varias piezas de todo lo que le has presentado y al final eso acaba siendo un desastre.
Lo que hacen los diseñadores profesionales
Como ejemplo opuesto a este, te voy a contar la anécdota que sucedió entre Pol Rand y Steve Jobs. Pol Rand, es un gran diseñador, muy reconocido, que nació en Brooklyn y que ha diseñado logotipos muy conocidos en el mercado, como pueden ser la marca IBM o el servicio de mensajería UPS, entre otros. El caso es que Steve Jobs contactó con él para encargarle un logotipo, en este caso el logotipo de Next, una empresa tecnológica que fundó Jobs.
Steve Jobs, le preguntó cuando le encargó el proyecto, si le mostraría varias opciones, una vez le que presentase los logotipos. Rand le contestó literalmente, tal y como está recogido en la biografía de Steve Jobs, escrita por Walter Isaacson:
«Resolveré tu problema y tú me pagarás —le dijo Rand a Jobs—. Puedes utilizar lo que yo produzca o no, pero no presentaré varias opciones, y en cualquiera de los casos me pagarás».
Como puedes ver, Rand marcó una línea muy clara. Aquí está el quid de la cuestión; resolver el problema del cliente, pero marcando unas condiciones, poniendo en valor su trabajo y profesionalidad. Incluso Rand le llegó a decir que él no trabajaba de ese modo y que si no le parecía bien que se buscase a otros, manteniéndose firme en su planteamiento y modo de entender el diseño.
Steve Jobs, que ya sabes que tenía un carácter muy fuerte, ni siquiera le cuestionó, al ver que le respondía de esta manera tan tajante, un profesional con tanta trayectoria. Básicamente aceptó sus condiciones.
Para terminar con la anécdota, contarte que Steve Jobs le pagó los 100 mil dólares, que costaba ese logotipo y le encantó. Solo tuvieron un pequeño desencuentro con el color de una de las letras y es que Steve Jobs la quería en un tono amarillo más claro, pero no pasó de aquí. La propuesta fue aceptada.
Recomendación sobre cuántos logos presentar
Ahora ya sé lo que estás pensando. Vale, David, pero es que yo Paul Rand. Yo no tengo su trayectoria todavía. Vale, vamos a ver cuál es mi punto de vista. Yo lo que haría es presentar tres propuestas. Tres es un número perfecto. No hay un montón de propuestas con las que el cliente se pueda agobiar y perder, y al menos, puedes tener una propuesta muy buena, que es la propuesta en la que tú creas, la propuesta que vas a defender y otras dos por si algo no sale bien.
Cuando digo tres propuestas me refiero a tres propuestas finales. Eso no quiere decir nada absolutamente, en relación a los bocetos, los bocetos que tú hagas internamente para llegar a este resultado final da igual. Bocetos puedes hacer 30, 40, 50, me refiero a bocetos a mano, en el momento de la inspiración, no debes tener ningún tipo de límite. Me estoy refiriendo a las propuestas que vas a presentar como buenas, como definitivas al cliente.
Si no te atreves o no te ves, en estos momentos, lo suficientemente seguro como para ir a una presentación de logotipo o de proyecto de diseño con una sola propuesta, mi consejo es que vayas con tres. Antes he dicho una frase de Paul Rand y ahí está la clave de todo «Voy a resolver tu problema.»
¿Qué significa esto? Que si tú haces un buen briefing, entiendes el proyecto, entiendes las necesidades del cliente, haces una buena investigación, un buen proceso de inspiración, creación de bocetos, un buen proceso, una buena metodología y estás en constante contacto con el cliente, para ir puliendo todos los detalles en todo el proceso de creación y vas realizando un seguimiento y una verificación y conoces a fondo el problema de tu cliente, vas a encontrar la solución, vas a poder solucionar su problema. Entonces te vas a poder presentar a la reunión, con un solo logotipo y si no quieres ir con una sola opción, pues con tres.
El camino correcto
Te aseguro que si lo haces de esta manera es muy difícil, que no te aprueben o no te compren el logotipo que les estás vendiendo. Haz bien el proceso, sobretodo el briefing. Es muy importante el briefing, que recopiles toda la información sobre el proyecto y entiendas perfectamente bien el mensaje. Si haces eso, te aseguro que tienes un 90% de ganado, piénsalo bien, antes de tocar cualquier lápiz, cualquier ratón, cualquier programa de diseño.
Esta es la clave de todo. Y, por supuesto, yo aceptaría modificaciones sobre las propuestas presentadas. Si el cliente no acaba de estar contento con algún aspecto de esas propuestas, ahí puedes tú hacer los ajustes que sean necesarios. Siempre modificaciones limitadas. No 50 mil cambios, uno o dos cambios, lo que tú consideres, pero con limites.
En mi caso aceptaría estas correcciones limitadas sobre lo presentado, pero no aceptaría, que el cliente pidiese otras propuestas nuevas. Siempre trabajando sobre lo que hemos presentado, porque hemos hecho un buen briefing. Hemos hecho una buena investigación, hemos trabajado coordinados con el cliente correctamente y al final le hemos presentado lo que decía Paul Rand «Un logotipo que soluciona el problema del cliente.»
Y tu… ¿Cuántas opciones de logotipo presentarías a tus clientes? ¿Estas de acuerdo con este punto de vista? Deja un comentario para conocer otros enfoques para este dilema.